“Quién nos va a salvar?”: Bad Bunny, la crisis, y la falsa existencia de la Latinidad

Editor’s note: The following piece reflects on Puerto Rican trap artist Bad Bunny’s new song “Una Velita.” Because the melody, lyrics, and theme are in Spanish and directed to Spanish-speaking Latino/a/x communities, the editorial team has produced this article only in Spanish to honor the song, the artist, the writer, and the overall context surrounding the controversy. The song “Una Velita” by Bad Bunny is available on all music platforms.

La noche del 19 de septiembre de 2024, solo unas horas antes del séptimo aniversario del paso del Huracán María en Puerto Rico, Benito Martínez Ocasio, mejor conocido por su nombre artístico Bad Bunny, lanzó la canción “Una Velita.” Al escucharla, es evidente que su lanzamiento en este preciso momento no fue pura casualidad. Con una letra escrita para el oído puertorriqueño, la canción hace eco de los sentimientos que ya habían comenzado a rumear en las personas boricuas en la isla y la diáspora mientras recordaban lo que fue vivir el huracán más mortífero de la historia de Puerto Rico. 

La conmovedora pista y su letra narran la particular experiencia de vivir en el archipiélago puertorriqueño luego de María, evocando el sentimiento de expectativa y ansiedad que acompañan la temporada de huracanes en el Caribe. Haciendo uso de la religiosidad y de referencias a imágenes como los toldos que reemplazaron los techos que el viento se llevó, Benito honra el dolor que sigue presente en el corazón de boricuas dentro y fuera del archipiélago. Pero, también reconoce las maneras en las que este evento catastrófico existe dentro de una historia colonial de opresión. Los efectos del Huracán María no se circunscriben exclusivamente a la masiva destrucción producto de las condiciones climáticas. Mas allá de la devastación causada por el viento y la lluvia, María exacerbó la historia de opresión colonial y sufrimiento que le precedía. 

Para Borinquen, esta conexión es obvia. Las inundaciones, los terremotos, el Verano del 2019, la pandemia, LUMA, los 4,645 espíritus que nos acompañan; cada letra de esta canción parecía apalabrar lo que vive en nuestra memoria colectiva. Simultáneamente, la inclusión de versos como “la palma en la que quieren ahorcar el país un día de esto’ la vamo’ a tumbar,” posicionaban la canción como un eco de los esfuerzos de comunidades y organizadores sociales, quienes ya habían hecho uso de la música popular para instar al pueblo puertorriqueño, particularmente a las generaciones más jóvenes, a votar conscientemente en estas próximas elecciones en noviembre. La meta de este esfuerzo es alejarse de la tendencia bipartidista que ha gobernado por décadas la política puertorriqueña. 

En las semanas anteriores al lanzamiento de “Una Velita”, la red social TikTok se abarrotó de videos cortos utilizando el tema “Sacalá,” una canción de reggaetón, muy popular durante la década del 2000. Cientos de videos de boricuas mostrando su tarjeta electoral, reinterpretaron la letra de la canción utilizando la nostalgia y la familiaridad para motivar a otras personas a “sacar” su tarjeta electoral y a asegurarse de tenerla en sus manos antes de la fecha límite. 

El lanzamiento de “Una Velita,” como era de esperarse, le echó gasolina al fuego. Boricuas del archipiélago y de la diáspora inmediatamente vieron en la canción otra oportunidad de capitalizar las redes sociales y el alcance mundial de Benito para concientizar al pueblo puertorriqueño. En sus primeras horas como un sonido en TikTok, la canción se transformó en la banda sonora que acompañaba una nueva ola de contenido orientado hacia la esperanza de un cambio en las próximas elecciones de noviembre. 

Sin embargo, y por desgracia, rápidamente la tendencia dio un giro en otra dirección. En menos de 24 horas, miles de videos producidos por Latinos/as/x, no puertorriqueños, utilizaron “Una Velita” para mostrar sus “glow ups,” ignorando e invisibilizando el mensaje primordial de la canción y los esfuerzos de los boricuas.  La frase que inicialmente invocaba protección para Puerto Rico  repentinamente se convirtió en la oportunidad perfecta para mostrar y hacer alarde de los resultados obtenidos a través de la dedicación al ejercicio o a una dieta. Ya para el 24 de septiembre, habían más de 80,000 videos siguiendo esta tendencia. Aunque inicialmente esta tendencia puede parecer inofensiva, me parece que tal reorientación es síntoma de un problema mucho más profundo. 

La cultura del Caribe hispanohablante ha sido tema de muchas discusiones dentro de los espacios que se definen como Latinos. En estos espacios, el Caribe hispanohablante comúnmente es categorizado como otro. Ideas como que no hay Latinos negros fuera del Caribe y comentarios elitistas y anti-negros como la broma común de que los caribeños no sabemos hablar español, han relegado al Caribe hispanohablante a una categoría separada del resto de Latinoamérica. No obstante, esa otredad no ha impedido la absorción de lo que producimos. 

Históricamente, la cultura producida en el Caribe – que vale recalcar que en su mayoría es cultura negra –se sataniza y se minimiza hasta que capta la atención de una audiencia mayoritaria. En ese momento, la música, la estética, y la cultura del Caribe hispanohablante se transforman de un tabú, a algo para consumir, canibalizar, y reclamar como “nuestro.” Desde la expresión a través de la moda, hasta los géneros musicales como la salsa, el dembow, y el reggaetón, la cultura del Caribe hispanohablante se asume como caribeña hasta que un colectivo decide que es latina. Es como si los verdaderos latinos le dieran permiso al Caribe de ser latino/a/x.

Esta latinización se vuelve un proceso de esterilización que remueve del producto que se quiere consumir la responsabilidad de su historia. En el caso de “Una Velita,” el uso de la canción como una tendencia superficial remueve la intención de Bad Bunny de visibilizar la injusticia y la opresión política y social que se sufre en Puerto Rico. Para el colectivo latino no-puertorriqueño/caribeño, el mensaje que carga no parece importante, porque el cuerpo lo que pide es perreo. Irónicamente, ignoran que el perreo comenzó como una forma de resistencia al conformismo y al intento de acallar la voz del pueblo. 

¿Quién nos va a salvar? Al pueblo el pueblo le toca salvar, dice Bad Bunny.

En esta realidad es que se contesta contundentemente la pregunta que hace Benito al comienzo de su canción, haciendo eco de la voz del pueblo puertorriqueño del presente, y de las voces boricuas del pasado que cantaban que será de mi Borinquén, cuando pase el temporal. Benito se responde a sí mismo, como si en su composición se escondiera una premonición de lo que iba a suceder con el lanzamiento del tema. 

La Latinidad como ideal está basaba en una unidad superficial cimentada en el baile, la fiesta, y el exceso con tal de olvidar las historias de dolor y sufrimiento. Y aunque sí hay valor en la conexión con nuestro cuerpo en las luchas de resistencia, es preciso evaluar cuales son nuestras motivaciones al interactuar con el contenido que consumimos. Al ser confrontades con una realidad en las que los gritos ensordecedores de un pueblo oprimido se vuelven la banda sonora de fondo para una tendencia pasajera, como Benito resalta en su canción, lamentablemente vemos cómo la historia de jerarquización e invisibilización del Caribe se repite. 

Nuestro archipiélago lo salva el pueblo – afirma Benito – y al parecer, ese “pueblo” se refiere aquellas personas que viven en la isla; pero también a quienes entienden el profundo significado, aún desde la diáspora, de lo que implica “Una Velita” en ese 100x35. 

Yolanda Michelle Santiago Correa

Yolanda Michelle Santiago Correa, born in Bayamón, Puerto Rico, grew up as an only child of pastors and an Afro-Caribbean woman, navigating life in Puerto Rico and later in the United States. These experiences sparked her interest in examining the historical and present-day intersections of theology, faith, culture, and race. She holds a Bachelor of Arts in Psychology from the Interamerican University of Puerto Rico, Metropolitan Campus (2015) and a Master of Divinity from Duke University Divinity School (2018). She is currently pursuing a PhD in Religion and Culture at Southern Methodist University in Dallas, Texas. Known as "Yolandita" to friends and family, she lives in Round Rock with her loved ones. Yolanda is passionate about music and the arts, driven by a commitment to justice and truth, and dedicated to representing Puerto Rico and the struggles of its people in every space she is privileged to enter.

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